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“La Constitución Española es una página brillantísima de nuestra historia”. De esta contundente manera resumió Ignacio Astarloa, actual letrado de las Cortes Generales y uno de los académicos constitucionalistas con más recorrido político de nuestro país, el “cumpleaños feliz” de la Constitución Española, que este 2018 cumple 40 años de vigencia. Lo hizo durante la #CEDEUmasterclass “Los nuevos retos de la Constitución Española”, organizada por CEDEU Centro de Estudios Universitarios, que con esta nueva iniciativa pretende alentar el debate sobre el futuro y los desafíos de la actual Carta Magna.

No quiso ser cauteloso en su intervención Ignacio Astarloa, consciente de que su audiencia demandaba franqueza y valentía para conocer cuáles son los principales problemas a los que se enfrenta la Constitución Española. Y no defraudó. El también profesor de Derecho Constitucional desgranó todos los retos a los que se enfrenta el texto constitucional, como la necesidad de un diálogo sobre la reforma territorial en nuestro país, la influencia de las nuevas tecnologías en los procesos democráticos, la necesidad de altura y calidad política en el debate constitucional y el efecto de la globalización en los procesos electorales. Lo hizo, además, en un estilo didáctico y cercano, favoreciendo la interacción con el público en un debate constructivo y provechoso para todos los asistentes.

Pese a la inquietud de los asistentes, Ignacio Astarloa prefirió iniciar su intervención alabando la firma de la Constitución Española, lo que, a su juicio, fue un gran éxito, pues “consiguió el consenso básico de todas las ideas políticas que existían en nuestra sociedad". “Tuvimos la ventaja de que, como los españoles llegamos tarde a la democracia liberal, pudimos añadir a nuestra Constitución las técnicas democráticas más avanzadas”, explicó Astarloa. Ese es el motivo por el que, según el actual letrado de las Cortes Generales, muchos países europeos han modificado tantas veces su Constitución y España solo lo ha hecho en dos ocasiones, en 1992 y 2011. "No tenemos nada que envidiar a ningún texto europeo", sentenció.
Pese a las alabanzas, Ignacio Astarloa reconoció que la Constitución Española se enfrenta actualmente a numerosos retos que hay que solucionar. Comenzó desgranando el debate territorial, uno de los más “complejos”, explicando que este no deriva de una mala redacción de la Constitución Española, sino de un uso indebido de su Artículo 8. “No es malo darles las competencias en educación a las Comunidades Autónomas, pero si esto se utiliza para marginar la enseñanza en una de las lenguas oficiales estamos ante un serio problema”, explicó Astarloa. “No veo mal un Estado federal como en Alemania, pero hay que entender que los primeros que no los quieren son los partidos nacionalistas, ya que les iguala al resto de las Comunidades Autónomas. Ellos quieren un Estado federal asimétrico”, aclaró.

Respecto a la globalización y su influencia en las instituciones, Astarloa defendió que hay que adaptar el actual modelo democrático a las nuevas tecnologías, ya que si no se corre el riesgo de que muchos de sus procesos no se comprendan. Además, subrayó la importancia de adaptarse a ella, ya que “muchas de las reformas y de las leyes que se aprueban en un Estado vienen dadas desde fuera”. De ahí, subrayó, la importancia de una mayor integración política en Europa para evitar perder peso como actor global. En cuanto al sistema electoral, el letrado de las Cortes Generales reconoció que no es un asunto fácil, ya que “ningún Estado europeo está contento con el suyo”. “El español funciona bien, pero es cierto que habría que someterlo a algunos cambios para evitar la infrarepresentatividad de las fuerzas minoritarias”, reconoció.

"Hemos conseguido un sistema que funciona, pero ahora, ¿qué hacemos? Hace 40 años estábamos estupendos, pero actualmente existen problemas que resolver”, aseguró Astarloa. El profesor de Derecho Constitucional admitió que los cambios son necesarios, aunque hay que hacer solo los que sean “necesarios, útiles y duraderos”. Sin embargo, y en contra de la reformulación total que algunos proponen, Astarloa prefirió reforzar la Constitución, “no sustituirla”, para evitar su obsolescencia. “Para cambiar las cosas siempre se propone reescribir la Constitución, cuando muchos de estos avances se pueden conseguir retocando simplemente la legislación”, aseguró el ponente. Además, en muchos casos no se trata de modificar la ley, sino “los comportamientos”, ya que muchos son nocivos y atentan contra la propia democracia.

Uno de los aspectos más importantes para realizar cambios constitucionales es el consenso político. “Si los partidos no se ponen de acuerdo respecto al reglamento del Congreso o conforme a la Ley del Tribunal de Constitucional, que son reformas legislativas que necesitan mayorías mucho más simples, ¿cómo van a ser capaces de llegar a un cambio en la Constitución?”, se preguntó Astarloa. “Se necesita voluntad política y que los partidos asuman el coste de iniciar el debate político sobre la Constitución. La lógica del poder no puede ser la lógica de los partidos, deben de pensar menos en el coste electoral de sus decisiones”, argumenta el letrado de las Cortes Generales.

Pese al interés que suscitaron sus palabras, Ignacio Astarloa no pretendió en ningún momento monopolizar el discurso, por lo que animó a la moderadora del evento, la profesora de CEDEU Laura Yunta, y a los invitados a que le hicieran preguntas y debatieran con él la mejor forma de afrontar los retos de la actual Constitución Española, dando lugar a un productivo intercambio de preguntas y respuestas que resultó ser el perfecto broche final para el encuentro.

De este modo acabó la #CEDEUmasterclass “Los nuevos retos de la Constitución Española”, un encuentro con el que CEDEU Centro de Estudios Universitarios, pretendió sumarse al diálogo constitucional que actualmente existe en la sociedad y dialogar sobre sus triunfos y retos, una manera perfecta de contribuir a que “la página más brillante de nuestra historia” siga siendo objeto de debate durante muchas décadas más.